En el 'Día de la Memoria y Solidaridad con las víctimas', familias reclamaron acompañamiento.
"La cicatriz queda para toda la vida", dice Vicente Pérez, mientras recuerda que hace una década se abrió una herida incurable para doce familias, a las que la noticia del secuestro de doce diputados por parte de las Farc, les cambió la vida.Su hermano, el diputado Édison Pérez, fue uno de los que subió a la buseta que los llevó a un largo cautiverio, pero sin un final feliz para él y 10 de sus compañeros. "Solo la oración permitió que mi madre sobreviviera a tanto dolor", recuerda de los días difíciles de doña Aída Núñez.
Y ayer en el 'Día Nacional de la Memoria y Solidaridad con las Víctimas', junto con algunos familiares de los 11 diputados muertos en cautiverio, recordó que justamente el secuestro de los asambleístas ha sido un episodio sin memoria en el país, especialmente para el Gobierno nacional.
"Nunca ha habido acompañamiento, nos dejaron solos. No ha sido fácil porque muchos dejaron a sus hijos pequeños, pero seguimos en la lucha acompañados por su recuerdo", dice Consuelo Meza, esposa de Héctor Fabio Arismendi.
Es un sentimiento que acompaña a las familias que lamentan que el 11 de abril de 2002, Juan Carlos Narváez, Jairo Hoyos, Carlos Alberto Barragán, Carlos Alberto Charry, Ramiro Echeverry, Francisco Javier Giraldo, Nacianceno Orozco, Alberto Quintero, Rufino Varela, Pérez y Arismendi, se convirtieron en un recuerdo solo para ellos.
Diego Quintero, concejal en Cartago, dice que "queda el desconcierto por ese hecho que sucedió en Cali, una de las ciudades más importantes del país, donde un grupo armado entra como 'Pedro por su casa' y se lleva de su recinto a 12 políticos. Hoy el Gobierno olvidó lo que pasó aquí".
Anota que "la respuesta del Gobierno pasado fue tanquear aviones para bombardear sin importar los civiles. Ahora que hay una entrega de policías y militares nos queda un sabor agridulce porque nosotros no tuvimos esa oportunidad y hasta la muerte de nuestros parientes les quitó 'la piedra en el zapato' a los gobernantes porque pedíamos un acuerdo humanitario con la idea de no recibirlos en bolsas negras".
Por eso, dice Gaby Sánchez, esposa de Carlos Charry, la idea de un reconocimiento a las víctimas es importante, "no es solo la reparación económica, sino el acompañamiento moral. A nosotros no nos tocó ni lo uno ni lo otro".
Lo más duro, dice, es que junto a sus dos hijas y el resto de la familia aún espera que alguien les diga: "perdón por todo lo que han pasado".
Fabiola Perdomo, esposa de Juan Carlos Narváez, dice que esa ausencia de acompañamiento, por lo menos en lo sicológico, terminó por desintegrar a algunas familias, "han sido diez años duros en los que el recuerdo y el dolor están intactos, pues por más que se trabaje en el duelo y en intentar rehacer la vida, esto nos acompañará siempre".
Lo paradójico, agrega, es que aunque el secuestro de los diputados y su posterior muerte marcó la historia del país por cuenta de un error histórico de las Farc que decidió acudir a esa práctica como un arma de guerra, no pasó nada.
"En algún momento, aún con nuestro dolor, nos vieron como enemigos. Por eso hoy hay que hacerle un reconocimiento al Gobierno que entendió que las víctimas somos actores con derechos, que darles un día para la memoria y la solidaridad es importante porque en la medida en que estos hechos se olvidan se estará condenando al país a que se repitan", dice Perdomo.
Por eso, mañana cuando se conmemoran diez años del secuestro de los diputados, las familias recordarán cada uno en la intimidad de su hogar el día en que perdieron a sus seres queridos.
El próximo 18 de junio, cuando se completan cinco años de la muerte en cautiverio esperan reunirse de nuevo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario