Rosa Elvira Cely murió en el Hospital Santa Clara,
cuatro días después de ser encontrada en el Parque Nacional de Bogotá
violada y torturada. Rosa fue encontrada desnuda de la cintura para
abajo, con el cuello hinchado, una puñalada en la espalda y algunas
otras heridas en el cuerpo. Minutos antes había alcanzado a llamar a la policía a pedir una ayuda que, al parecer, no llegó a tiempo.
Antes de subir a la ambulancia Rosa alcanzó a narrar cómo después de una noche de tragos, se montó en la moto de un conocido, quien luego la golpeó con un casco en la cabeza. Al llegar al hospital la mujer sufrió un paro cardiaco. No pudo volver a modular palabra; cuatro días después murió por una peritonitis y su cuerpo comenzó a hablar.
La
infección intraabdominal vino por destrucción de sus intestinos; a Rosa
le introdujeron un objeto por el ano, posiblemente una rama, que acabó
además con su útero sus trompas de Falopio. En sus intestinos se
encontraron rastros de barro, hierba y de madera.
Al conocer estos detalles, Miguel Mendoza Luna, profesor de la cátedra Asesinos en serie y Asesino de masas, de la Universidad Javeriana,
y también autor del libro “Asesinos en serie: perfiles de la mente
criminal”, explica que la características de este crimen dejan ver que fue un ataque intempestivo por parte de un asesino ‘desorganizado’ (concepto
del FBI) y primerizo, “quizá contempló la hora y las circunstancias
pero es evidente que improvisó. No le quitó el celular y utilizó objetos
del lugar como la rama y seguramente no tenía muy claro cuál sería el
desenlace, además, se atrevió a atacar a una víctima que lo conocía corriendo el riesgo de ser identificado”.
Mendoza cree que el
sadismo y la brutalidad con la que actuó el atacante pueden responder
al inicio de quién alcanzaría a convertirse en un asesino en serie,
“este tipo de personas se excitan mediante actos de agresión y
crueldad. Existe el caso similar de Ted Bunddy, asesino en serie
norteamericano que violaba a sus víctimas con botellas. Es parte del
ritual sádico de asesinos en serie y que en el caso de Rosa Elvira Cely
utilizó el objeto con que la apuñaló y la rama como una prolongación del
acto de penetrar. En estos casos el agresor siente placer a través del
sufrimiento de la víctima y del terror que provoca el ataque”.
El
experto explica que en estos casos el violador, de forma consciente,
libera su tensión y su odio hacia las mujeres sometiéndolas a su poder,
poseyéndolas y a la vez destruyéndolas. A la pregunta, ¿qué pasa por la mente del asesino después de haber cometido el crimen?,
la respuesta de Mendoza es escalofriante: “El agresor no encuentra
motivos para sentirse mal, estamos quizá ante un psicópata que tiene
claridad sobre sus actos y que le preocupa más que lo atrapen que el
daño ocasionado. Ve a la víctima como un objeto y no reconoce su
sufrimiento”.
Policía identifica a presunto agresor
La Policía Metropolitana de Bogotá confirmó que uno de los hombres que habría participado en la violación y asesinato de Rosa Elvira Cely, fue identificado gracias al testimonio que entregó la mujer minutos antes de morir.
"La persona identificada no está detenida porque hasta el momento no existen pruebas en su contra.
Sin embargo, existen evidencias, gracias a la inteligencia técnica y a
testimonios, que certifican que ese sujeto estuvo con Rosa Elvira
minutos antes del ataque", señalaron fuentes de la Policía.
Las
autoridades continúan con las investigaciones para lograr la captura de
este hombre, responsable del atroz crimen y quien habría tenido un
cómplice.
EPor este caso que ha generado indignación y rechazo
entre la sociedad la Policía ofreció una recompensa de hasta 10 millones
de pesos por información que permita esclarecer este crimen.
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