viernes, 1 de junio de 2012

Precisiones históricas sobre Jorge Isaacs

Historiador entra en controversia por artículo sobre la casa en que Isaacs concluyó 'María'.

Miembro de número Academia de Historia del Valle del Cauca
Cali. En el artículo 'Historia de una infamia', publicado en EL TIEMPO el 19 de mayo y suscrito por el escritor Umberto Valverde, referente a la historia y el estado actual de la casa del barrio El Peñón de Cali, donde Jorge Ricardo Isaacs Ferrer, el vallecaucano universal, terminó María, su obra cumbre, este reconocido escritor menciona las dificultades económicas y judiciales de Isaacs, su encuentro con José María Vergara, miembro del grupo literario El Mosaico, y finalmente el remate de los bienes por parte de Santiago Eder.

Es necesario recordar que las actuaciones judiciales de la sucesión de don Jorge Enrique Isaacs Adolfus, su padre (quien fue gobernador de la antigua provincia de Buenaventura en 1837), y el subsiguiente concurso de acreedores (más de 30), tramitado en el Juzgado Civil de Palmira entre 1861 y 1864, fueron compilados por el doctor Leonardo Tafur Garcés en 1942, debidamente autorizado por el titular de ese despacho, doctor Luis E. Manrique Silva, y han sido digitalizados recientemente por encargo de la Universidad Javeriana, en su respectiva transcripción paleográfica.

De acuerdo con este conjunto documental, se tiene que Jorge Enrique Isaacs Adolfus sintió que disminuían sus fuerzas a finales de 1860 y principios de 1861, y siendo consciente de que se avecinaba su muerte, el día 15 de marzo de ese mismo año otorgó, desde su lecho de enfermo en su casa de habitación en Cali, poder a su esposa, Manuela Ferrer Scarpetta, y su hijo mayor, Alcides, para testar. Don Jorge Enrique murió el 16 de marzo de 1861. Los apoderados otorgaron testamento nuncupativo haciendo uso de las facultades que les fueron concedidas, el 12 de julio ante el notario público de Palmira. Para esa fecha ya se había vendido la casa de la Sierra, la hacienda El Paraíso.

En 1861, Santiago Eder, que había venido a Buenaventura a cobrar unas cuentas de su hermano Enrique, subió al Valle del Cauca y decidió asentarse en esta comarca (Phanor James Eder, 1959, El fundador Santiago M. Eder).

Santiago Eder y Pío Rengifo constituyeron una sociedad, y el señor Eder participó a su nombre en el remate de la hacienda La Manuelita el 20 de abril de 1864. El señor juez Vicente Quintana dictó la respectiva sentencia de graduación de créditos el día 20 de julio de ese año.

En el libro Biografía de un hombre, radiografía de un pueblo, se observa que el mismo Jorge Ricardo Isaacs Ferrer (el poeta), según cartas de octubre y diciembre de 1869, dirigidas a Santiago Eder, le ofreció transmitirle el conocimiento que tiene, para que el señor Eder "pueda fabricar azúcar blanca, pesada y consistente" (Tafur Garcés, 1942: 56), lo que demuestra los buenos términos en que quedaron las partes.

Los problemas del poeta se dieron con los acreedores y, particularmente, con los abogados de estos, por ser Jorge Ricardo Isaacs Ferrer representante de los albaceas. Hasta José Eustaquio Palacios debió salir en defensa de doña Manuela.

Su posición económica en el Estado Soberano del Cauca se agravó con ocasión de la inversión y fracaso en la hacienda Guayabonegro, en asocio de Recaredo Miguel Infante (1873). En documento del 12 de abril de 1875, el poeta se presenta ante el señor juez civil del Circuito de Cali haciendo cesión de todos sus bienes a sus acreedores (Velasco Madriñán, 1987: 343). Su credibilidad se pierde aún más con algunos de sus coetáneos cuando deja de pertenecer al Partido Conservador para ingresar a las filas del liberalismo radical, en un periodo marcado por sucesivas reyertas, revoluciones y guerras civiles.

Velasco Madriñán, en su conocido libro El caballero de las lágrimas, al analizar el estado de ánimo en que lo sumió esta bancarrota, muestra cómo el poeta recurrió al panfleto y publicó "una hoja terrible contra el conservatismo, titulada Los motilones" (p. 348). La hoja produjo indignación y la reacción no se hizo esperar y, en respuesta, Primitivo Sinisterra escribió el famoso Recetario para curar las quebraduras. Copia de esta hoja volante se encontraba en el museo de Manuel María Buenaventura.

A partir de este momento, la vida personal, familiar, económica, política y social del poeta se vio afectada y decidió retirarles sus afectos a sus coterráneos, privilegiando al Tolima para continuar su periplo vital, y murió a orillas del Combeima, el 17 de abril de 1895, a la edad de 58 años cumplidos y disponiendo que sus restos reposaran en Antioquia.

Consideramos de importancia hacer estas precisiones para una mayor comprensión de la vida de Jorge Ricardo Isaacs Ferrer, y de su relación con Santiago Eder, fundador del Ingenio Manuelita.
Acerca de las acciones de Santiago Eder
Doña Carla Giovanelli Eder, descendiente de Santiago Eder, quien fundó la empresa Azúcar Manuelita, y nieta del industrial Harold Eder, en carta al director de EL TIEMPO, Roberto Pombo, criticó otros puntos de la nota sobre Jorge Isaacs.

1. Santiago Eder no era "el papá de Harold Eder y abuelo de Henry Eder".

2. Don Santiago era un ciudadano americano "cuya reputación de integridad y de cumplimiento estricto de sus compromisos inspiró la confianza en los demás y se encuentra en la raíz de su éxito", como lo refiere su biógrafo. Por ello, es una "distorsión histórica" presentarlo como "perseguidor" de Isaacs.

3. Sobre la hacienda La Manuelita, de propiedad de los Isaacs, dice que esta fue adquirida (en remate) por don Santiago y don Pío Rengifo, amigo de la familia Isaacs y quien pretendía así ayudar al padre de don Jorge Isaacs. Luego, Santiago Eder le compró la parte a Rengifo y dio origen a la empresa Azúcar Manuelita.

4. "La casa de la Sierra o El Paraíso jamás fue rematada por don Santiago y jamás le perteneció ni directa ni indirectamente a la familia Eder".

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